Hace más de 200 millones de años, durante el desenlace del periodo Triásico, grandes reptiles se desarrollaron y apoderaron de las profundidades de océano. Estos se llegaron a denominar «Dinosaurios marinos», los cuales mantenían una estructura que se asemejaba principalmente al plesiosauro de cuello largo; considerado como el dinosaurio acuático más grande de la historia.
No obstante, gracias a diversas investigaciones, se ha determinado que el nombre con el cual se clasifican éstos animales es totalmente erróneo, puesto que representan la contraparte realista de la mítica especie conocida como El Monstruo del Lago Ness; la cual, por supuesto, no se ha demostrado que haya existido.
Mientras que, por otro lado, se ubicaban los ictiosauros, mejor conocidos como «Lagartos peces», los cuales mantenían unas dimensiones sumamente inferiores en comparación a otros animales predominantes del periodo y, por tal motivo, existe una controversia en su pueden ser o no clasificados como dinosaurios.
Debido a sus exorbitantes tamaños, se determina que decenas de éstos animales se hallaban entre las especies más grandes de la época, sin embargo, los lagartos peces fueron el principal grupo que logró manifestarse en los océanos.
¿Cuáles eran sus variaciones?
Siendo, de los animales del periodo Triásico, pioneros en esa habitad; se mostraban con una gran variedad de tamaños que dotaban a los ictiosauros desde los 78 pies hasta las 36 pulgadas; su aparición de debe a que, durante la Gran extinción del Pérmico, la vida del océano se diezmera y empezarán a evolucionar de forma significativa.
Estos nuevos ejemplares pasarían a constituir enormes monstruos y diminutos peces, no obstante, la diversidad que se hallaba en la época sucumbía a un enorme linaje de especies.
Se determina que la mayoría de dinosaurios que habitaban en las profundidades de los océanos se consideraban carnívoros, que se deleitaban de las especies de inferior tamaño, tales como los peces, calamares y diminutos reptiles marinos.
Por otro lado, se debe señalar el inmensurable catálogo de especie que habitaban en aquella época; un significativo margar para los animales de mayores dimensiones, además, los moluscos eran abundantes en la época, por lo que sucumbía una comida fácil de adquirir.
Se debe destacar que, en la actualidad, un puñado de científico ha determinado los Plesiosariosos eran comedores a fondo. En otros términos, su dieta se basaba en almejas, caracoles, algas y otros productos que se encontraba en el fondo del mar.
Por tanto, aun siendo especímenes marinos, se podrían clasificar entre omnívoros y carnívoros acuáticos. En comparación a los dinosaurios terrestres, éstos ejemplares no son muy conocidos debido a la dificultad en la actualidad de conseguir los yacimientos.
Por ende, la mayor parte de la historia se centra en especies que se han mantenido sobre el nivel del mar; sin embargo, de los datos que se recolectaron de éstos animales oceánicos, la mayor proporción de información procede de los ejemplares de mayor tamaño, mientras que las razas de peces diminutos constituyen un bajo porcentaje de la misma.
¿Cuáles son los más conocidos?
Entre los principales modelos que se poseen sobre los dinosaurios marinos, los más conocidos son los siguientes:
Thalattosaurios: Se caracterizaban por tener rasgos similares a los de algunos tipos de lagarto; éstos reptiles sostenían una cola relativamente larga y aplanada que le permitía una propulsión bajo el agua. Sus longitudes variaban de cierto modo, puesto que algunos adultos llegaban a mediar alrededor de 3,8 metros mientras que los más grandes llegaban a superar proporciones oscilantes a los cinco metros.
Plesiosaurios: Estos animales se incorporaron al océano a partir en el umbral del periodo Triásico, hasta que se extinguieron en la época del Cretácico, hace más de 100 millones de años. Similar al Monstruo del Lago Ness, poseía una significativa longitud que le permitía imponerse ante otras especies. Es uno de los animales más grandes que han habitado en esa etapa.
Megalodón: Éste es uno de los personajes más representativos de los mares en la era cenozoica. Se le considera como uno de los mayores depredadores prehistóricos de la historia y una de las especies que más se mantuvo con vida debido a su resistencia y tenacidad. Sus longitudes podían variar, sin embargo, por lo general oscilaban entre los 18 y 26 metros.
Kronosaurio: Durante el periodo Cretpacido, éste gigante se haya merodeando en las profundidades del océano. Siendo un carnívoro nato, esta especie se amoldaba a una longitud superior a los 12 metros.
Pliosaurios: Convirtiendo en los imponentes amos de los océanos en el periodo Triásico, estos ejemplares se mantienen entre las bestias oceánicas de mayor tamaño en toda la historia de la tierra. Éste animal se mantuvo hasta la época del Cretácico, gobernando, durante los años que se mantuvo con vida los mares.
Euriptéridos: Éstos animales lograban alcanzar casi los tres metros de longitud y mantenían un voraz apetito. De acuerdo a ciertos datos, esta especie se desarrolló hace más de 380 millones de años; mientras se desenlazaba el paleozoico, por tanto, se concluye que éstas fueron una de las primeras formas de vida que se manifestaron en el océano.
¿Por qué es importante comprender la existencia de los dinosaurios marinos?
Como organismos resultantes de un proceso evolutivo. Es fundamental comprender las causas que llevaron a cabo el desarrollo de las distintas vertientes relativas a la existencia de la humanidad. En esto se adjudican componentes claves, como en caso de otras especies que nos precedieron.
Los dinosaurios forman parte de dicho grupo. De hecho, los dinosaurios marinos adquieren una proporción considerable en relación a sus contrapartes. Esto puesto que su modo de hábitat natural, precisamente, el agua, se destacó por adquirir cierta preponderancia en su forma de vivir.
Es importante considerar las variantes de los mismos. Como causa primordial, sus tipos, seguido, por supuesto, por las características que los representaban. El conocimiento de la historia nos edifica como seres humanos, aún más, la sapiencia sobre las especies que nos precedieron.